La disociación cerebral por trauma es una acción por parte nuestra mente, la cual se desconecta de la realidad para conseguir protegernos. Es decir, se trata de un mecanismo de tipo adaptativo que consigue desconectarnos de la realidad, generando lo que sería una ‘distancia de seguridad’ para minimizar el estrés, el dolor, el miedo o el impacto emocional.

La disociación es un mecanismo de defensa para minimizar el dolor, el estrés, miedo o impacto emocional.

Suele darse principalmente en aquellos casos en los cuales se han sufrido violaciones, abusos sexuales, maltratos o traumas similares, en los cuales la víctima ha sido incapaz de poder escapar o defenderse. Este tipo de trastorno se activan como si de un mecanismo de defensa se tratase generando un estado de anestesia emocional y parálisis física. Es más, muchos animales hacen uso de este mecanismo para evitar que los depredadores les sigan atacando.

Es importante no confundir este trastorno con el síndrome de estocolmo, pues se da en situaciones de peligro pero no son lo mismo.

¿Qué es la disociación cerebral por trauma?

En aquellos casos en los cuales no se puede huir ante situación dolorosa y terrible, la mente se evade de la realidad, la mente evita estar en el cuerpo, para lo cual desconecta el córtex anterior, evitando poder regular el comportamiento de forma consciente.

Por otro lado, la amígdala, considerada el principal centro emocional de nuestro cerebro, se encarga de activar la producción de cortisol. El cortisol es una hormona que inhibe el funcionamiento del hipocampo, una estructura que permite dar significado a todas aquellas vivencias o experiencias que se tengan.

Además, debe indicarse que también se activa la producción de opioides, o lo que es lo mismo, se activa la producción de unos neurotransmisores que actúan como si de un anestésico natural se tratara, permitiendo así que la persona en cuestión sea capaz de soportar mucho mejor tanto el dolor físico como el dolor emocional.

Durante la disociación se activa también la producción de opioides

Es por este motivo por lo que cuando se sufre una disociación cerebral persistente por un proceso de trauma, no se muestran expresiones faciales de dolor y resulta muy complicado poder recordar lo sucedido desde el principio hasta el final.

Los principales síntomas disociativos que puede sufrir el paciente son lagunas de memoria, pesadillas, anestesia emocional, así como síntomas psicosomáticos (molestias gastrointestinales, dolores musculares, alteraciones metabólicas, abulia, etc.).

Tratamiento psicológico de la disociación cerebral por trauma

Para el tratamiento psicológico de la disociación cerebral provocada por un evento traumático resulta clave abordar el problema y sus síntomas siguiendo tres etapas:

• Etapa 1. Estabilizar y fortalecer emocionalmente a la persona
• Etapa 2. Lograr el reprocesamiento emocional de aquellos recuerdos traumáticos
• Etapa 3. Alcanzar la fase de reconexión, así como de reintegración de la personalidad

La técnica o terapia psicológica más indicada para ayudar al cerebro a reprocesar una experiencia traumática es el EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares).

Mediante el EMDR se consigue la sincronización entre ambos hemisferios cerebrales para que el paciente sea capaz de reprocesar lo ocurrido e integrarlo en la historia de su vida, minimizando el impacto emocional.

Son muchos los estudios científicos que respaldan tanto la eficacia como seguridad que ofrece esta técnica en el tratamiento de personas que sufren una disociación cerebral debido a una experiencia emocional traumática.

En nuestro gabinete realizamos sólo terapias avanzadas y eficaces para ayudar al paciente

El trastorno de disociación cerebral traumático puede solucionarse si se hace de la mano de auténticos profesionales en la materia, por ello ponemos a tu disposición un equipo de psicólogos de amplia experiencia con los que podrás contar en todo momento y poder superar un trauma.

También realizamos tratamiento a aquellas personas que sufrieron abandono emocional durante la infancia ya que las consecuencias también pueden ser muy negativas no sólo durante la niñez, si no que también afecta en la adultez.