Se define como la urgencia repentina de arrancarse el pelo de forma incontrolada, autoinducida y recurrente. Normalmente se trata de los pelos de la cabeza, cejas y pestañas, para ello suelen utilizar las manos, tijeras, pinzas, cepillos, entre otros.

Esta acción puede ser seguida o no de morder y tragar el pelo (tricofagia).Estas personas sienten una elevada tensión inmediatamente antes de arrancarse el pelo o cuando intentan resistirse a tal comportamiento, experimentando un bienestar inmediato una vez llevada a cabo la conducta (arrancar el pelo) lo cual refuerza el acto y lo hace repetitivo.

Se manifiesta desde la infancia, sin embargo la edad más frecuente de inicio es en la pre-adolescencia, entre los 9 y los 13 años. En las mujeres tiende a ser más crónico y se acompaña de recaídas frecuentes.

Causas de la tricolilomanía

Muchas pueden ser las razones por las cuales una persona tiende a arrancarse en pelo, por lo general se trata de personas con una historia infantil traumática, con madres altamente estrictas o hipercríticas y padres ausentes (Sigall y Cols, 2010).
Cuando se presenta en niños puede tratarse de una búsqueda de satisfacción mediante el arrancamiento del pelo, se considera como un hábito similar al de comerse las uñas o chuparse el dedo pulgar; por su parte en adultos puede indicar alteraciones relacionadas a conflictos sexuales, ya que lo consideran sucio o pervertido, de manera que buscan deshacerse de esos sentimientos arrancando el pelo, también se relaciona con gran variedad de psicopatologías: hábito leve del control de impulsos, trastorno obsesivo-compulsivo, trastornos de la personalidad, trastorno dismórfico corporal o psicosis (Sigall y Cols, 2010).
A nivel biológico parece existir anormalidades en los sistemas de la serotonina y dopamina, neurotransmisores encargados de regular el estado de ánimo, las sensaciones de bienestar y placer. Se ha encontrado que las personas con esta condición tienen altos niveles de ansiedad (Sigall y Cols, 2010).

Consecuencias de la tricolilomanía

La alopecia suele ser la principal consecuencia de este trastorno, pues debido a su recurrencia es posible que la persona presente ciertas partes del cuerpo sin pelo o vello, lo que a su vez podría causar una dermatofitosis, infección de la piel o el cuero cabelludo que presenta escamas y color rojizo, y puede causar picazón (Sigall y Cols, 2010).
La tricotilomanía puede asociarse a la manía de deglutir los pelos o tricofagia, cuyo resultado es la formación de un tricobezoar o bolas de pelos en el estómago que puede causar: desnutrición, cierre de las vías digestivas, entre otros (Vázquez y Cols, 2007).
El área laboral y familiar son aspectos que se ven altamente afectados por los altos niveles de tensión y pensamientos recurrentes que se desencadenan sobre el hecho de tener que arrancar el pelo, dificultando su desenvolvimiento cotidiano. Puede provocar también baja autoestima y aislamiento social (Sigall y Cols, 2010).

Tratamiento de la tricolilomanía

Aunque en principio la medicación puede ser altamente efectiva por los elevados niveles de tensión y falta de control sobre los impulsos que implica esta condición, un tratamiento efectivo para estos casos busca siempre combinar la farmacología con la terapia psicológica, ya que en este trastorno no solo se ven involucrados aspectos biológicos sino también psicológicos por lo que requieren un abordaje multidisciplinar (Vázquez y Cols, 2007; Morales, 2012).

Tratamiento farmacológico para la tricolilomanía

Los principales fármacos utilizados para la tricoltilomania son inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina como citalopram, fluxetina, sertralina, paroxetina y fluvoxamina y antidepresivos tricíclicos, sobre todo clomipramina. La dosis dependerá de múltiples factores, por ejemplo la edad (Sigall y Cols, 2010).

Tratamiento Cognitivo-conductual

Este enfoque resulta altamente apropiado ya que se enfoca en la trasformación del comportamiento disfuncional, tanto a nivel fisiológico, cognitivo y conductual. Especialmente porque la tricotilomania genera una serie de sentimientos de culpa, remordimiento, elevados niveles de tensión y falta de control corporal, que pueden ser contrarrestados mediante las técnicas cognitivo-conductuales. Entre ellas están:

• Psicoeducación: Con esta técnica el paciente y su contexto familiar obtendrán información completa sobre su condición y el origen del trastorno. Buscando así crear un ambiente de armonía y empatía en el hogar, que contribuya con la evolución de la persona afectada.
• Inversión del hábito: La premisa fundamental de esta técnica es que en la medida que la persona se dé cuenta del hábito de arrancarse el pelo, lo interrumpirá por una respuesta alternativa (Higuita, 2017). Con esta técnica el paciente logrará identificar las situaciones antecedentes a la conducta y aprenda a afrontarlas de una manera distinta a la que normalmente hace, la cual podría ser: apretar una pelota, poner los dedos en puño, tomar conciencia de la respiración, entre otros.
• Relajación: La relajación muscular consiste en hacer una respiración lenta, profunda y completa, una y otra vez acompañada de tensar y relajar un grupo específico de músculos, dando como consecuencia un musculo relajado debido al contraste entre tensión y relajación (Higuita, 2017). De esta manera la persona aprende a enfrentarse a las situaciones generadoras de ansiedad con un mínimo de tensión o ansiedad.
• Reestructuracion cognitiva: Este modelo se centra en la identificación de los pensamientos distorsionados o emociones concretas de la vida para posteriormente aprender modificarlos, y así, observar un cambio de conducta (Higuita, 2017). En este sentido, el paciente aprende a identificar los pensamientos distorsionados asociados a la sensación de tensión que experimenta antes de arrancarse el pelo y los remplaza por otros que permitan un cambio conductual.
• Autorregistro: Esta técnica tiene una doble finalidad: realizar el análisis funcional de la conducta y conocer la frecuencia con la que la misma ocurre, con el objetivo de identificar las relaciones entre la conducta, los antecedentes, y las consecuencias para de esta manera el paciente obtenga las herramientas para evitar la ocurrencia de la conducta no deseada (arrancar el pelo) (Morales, 2012).
• Brainspotting: Es una de las técnicas psicológicas innovadoras, busca un abordaje más profundo y transformador sobre sensaciones muy intensas como la ansiedad. La intervención con método es a nivel neurológico, con el objetivo de encontrar el punto cerebral que vincula determinado estado físico y emocional actual con traumas del pasado, y liberar las emociones (Garcés, 2016). La aplicación de esta técnica resulta adecuada ya que un posible origen de este trastorno son eventos traumantes de la infancia; actuando principalmente en la disminución de los elevados niveles de tensión asociado a la conducta de arrancarse el pelo o cabello.

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