Se caracteriza por una serie de síntomas que siguen de un suceso extremadamente traumático, ya sea ocurrencia o amenaza de muerte, lesiones graves o riesgos de la integridad física (violación sexual) de la persona o de otras, ante el cual la persona respondió con miedo, impotencia u horror. Este suceso traumático puede ser una experiencia directamente vivida, observada en otros o que se tenga conocimiento de la ocurrencia en una persona cercana o familiar (Bados, 2015).

Normalmente para ser diagnosticados con TEPT los síntomas deben permanecer durante más de un mes y provocar además un malestar significativo en el área laboral, social o familiar, es decir que interfieran con el funcionamiento normal de la persona (Quintana y Cols, 2015).

Estrés postraumático en niños

Este trastorno se presentar mayormente en niños que han sido víctima de abusos sexuales, violencia familiar, enfermedad severa, secuestro, haber estado expuesto frecuente y continuamente al uso de armas de fuego, drogas, entre otros (Bados, 2015; Quintana y Cols, 2015).

Un aspecto importante en los niños con este trastorno es que muestran incapacidad para recordar un aspecto importante del evento, es decir solo pueden recordar pequeños fragmentos muchas veces insignificantes, desde un punto de vista psicológico puede tratarse de una amnesia disociativa, originada precisamente a raíz del acontecimiento traumático o estresante (Bados, 2015; Quintana y Cols, 2015).

Causas del estrés postraumatico en niños

Por lo general este trastorno se desencadena en personas que han sido víctimas o testigos de asaltos criminales, violencia doméstica o familiar, exposición a guerras, agresión sexual, tortura, encarcelamiento, desastres naturales o provocados por el hombre (incendios, explosiones, erupciones volcánicas, inundaciones, huracanes, terremotos) (Bados, 2015).

síntomas de trastorno por estrés postraumático en niños

De forma general, estos sucesos desencadenan síntomas como (Bados, 2015):

  1. Reexperimentación persistente del evento traumático a través de sueños, recuerdos, entre otros.
  2. Evitación de estímulos asociados a tal evento
  3. Dificultad para conciliar y mantener el sueño
  4. Ataques de ira
  5. Episodios de ansiedad
  6. Alteraciones en el pensamiento y estado de ánimo (miedo, culpa, tristeza, vergüenza, confusión)
  7. Uso excesivo de alcohol o drogas, conducta suicida o autolesiva
  8. Flash back, alucinaciones, ilusiones, episodios disociativos, entre otros.

Por su parte, en los niños puede observarse:

  1. Juegos repetitivos en los que se expresen temas o aspectos del suceso traumático, generalmente se da en los niños mayores de 6 años
  2. Sueños aterradores sin contenido reconocible
  3. Pocas demostraciones de afecto
  4. Enuresis y miedo a dormir solo
  5. Perdida de interés por actividades previamente agradables, entre otros.

Los niños mayores pueden llegar a incorporar aspectos del trauma en sus vidas en un proceso llamado “reenacmenL”, que se refiere a la recreación de aspectos del pasado (suceso traumático), incluso pueden presentar sentimientos de venganza (Losano, 2004).

Tratamiento del estrés postraumatico en niños

La terapia cognitivo conductual ha resultado un modelo adecuado para abordar problemas de este tipo, principalmente porque este trastorno involucra un desajuste tanto cognitivo, fisiológico y conductual, que incluye pensamientos distorsionados, dificultad para dormir, emociones negativas, aislamiento social, entre otras manifestaciones psicológicas que afectan considerablemente el desenvolvimiento normal de la persona en su vida cotidiana ya sea a nivel laboral como familiar.

En ese sentido este modelo busca modificar dichas manifestaciones mediante relajación, modificación de pensamientos, técnicas de autocontrol, y otras, que le permiten a la persona afectada recuperar el control sobre sus pensamientos, emociones y comportamiento con el fin de afrontar la situación de la forma adecuada.

A pesar de los resultados positivos del acompañamiento psicológico, muchas veces resulta indispensable contar con el apoyo de fármacos que contribuyan a contrarrestar ciertos síntomas a nivel biológico; medicamentos como la fluoxetina, la imipramina y amitriptihna pueden ser utilizados al igual que la carbamacepina y el valproato (Bados, 2015).

 

Entre las técnicas a nivel cognitivo conductual están:

  • Relajación: Es una de las estrategias psicológicas de intervención más utilizada en la práctica clínica actual, se emplea en trastornos que requiere la reducción de la tensión muscular o del estado de alerta general del organismo. En este caso, las personas pueden presentar episodios de ansiedad que normalmente vienen acompañada de manifestaciones fisiológicas como: aceleración del corazón, sudoración, sensación de ahogo, entre otras, las cuales pueden ser reducidas significativamente mediante el entrenamiento en relajación. Es una técnica que puede ajustarse a todas las edades (López, 1996).
  • Reestructuracion cognitiva: Estas técnicas que se centran en identificar las cogniciones de las personas a menudo expresadas en pensamientos automáticos (negativos) para posteriormente modificarlas, así como también las emociones y conducta que desencadenan. En el caso del trastorno por estrés postraumático resulta altamente útil ya que estas personas por lo general presentan pensamientos de culpa sobre el suceso traumático ocurrido, es por ello que tal creencia errónea debe ser modificada de manera que esto contribuya con el afrontamiento adecuado de la situación (Serrano y Cols, 2013).
  • Desensibilización sistemática: Es una técnica utilizada a nivel clínico para disminuir la respuesta de ansiedad mediante un proceso de extinción. Se basa en el principio de inhibición recíproca, según el cual, psicológica y biológicamente la relajación compite con las respuestas de ansiedad debido a que son respuestas fisiológicamente opuestas. Mediante esta técnica no se borra la memoria ni el aprendizaje previo, sino que crea un nuevo aprendizaje (relajación) que interfiere con el original (ansiedad ante un determinado estimulo: suceso traumático) (Vallejo y Vallejo, 2016).
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    Somos psicólogos españoles expertos en tratamientos de estrés postraumático en niños.

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